“La leyenda dice que sucedió en las calles de Bagdad. Un mercader mandó a su sirviente hacia el mercado. Pero pronto regresó temblando y muy agitado, y dijo a su amo: “En el mercado fui empujado por una mujer en la multitud, y cuando me giré, vi que la que me empujó era la muerte. Ella me miró e hizo un gesto amenazador. Amo, préstame tu caballo, porque debo huir lejos para evitarla. Correré a Samarra y allí me esconderé, y la muerte no me encontrará”.
El mercader le dejó su caballo y el sirviente se alejó en una nube de polvo. Poco después el mercader fue al mercado y vio a la muerte de pie en medio de la multitud, y le dijo a ella: ¨¿Porqué asustaste a mi siervo esta mañana? ¿Porqué hiciste ese gesto amenazador a mi siervo? ¨.
“Ese no fue un gesto de amenaza”, dijo la muerte, “fue solamente un gesto de sorpresa. Estaba sorprendida de verle a él aquí en Bagdad, ¡porque tengo una cita con él esta noche en Samarra!” (El destino de la vida por George E. Vandeman, p. 1).
Podríamos decir que nuestro destino ya fue escrito y que todo lo que nos pasa o nos pasara ya ha sido planteado por la mano de Dios? o Podríamos decir que si estamos destinados a un fin, pero somos nosotros quienes decidimos alejarnos de esa meta?
Podríamos decir que nuestro destino ya fue escrito y que todo lo que nos pasa o nos pasara ya ha sido planteado por la mano de Dios? o Podríamos decir que si estamos destinados a un fin, pero somos nosotros quienes decidimos alejarnos de esa meta?
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